Retablo de Montañana, Pedro García de Benabarre

Pedro García de Benabarre (Benabarre, Huesca, documentado entre 1445 y 1483). Pintor español representante del estilo hispano-flamenco que trabajó en Aragón y Cataluña. Los primeros datos que se conocen sobre él lo sitúan en Zaragoza (1445-1447) firmando como testigo en documentos relativos al pintor Blasco de Grañén, que pudo ser su maestro. En 1452 se encuentra en Benabarre, su pueblo natal. En noviembre de 1455 firmó un contrato de compañía con la viuda de Bernat Martorell y con su hijo Bernat por cinco años, contados desde el 1 de enero de 1456, que, al parecer, no se cumplieron. Por dicho contrato el pintor oscense se comprometía a terminar las obras empezadas por Martorell fuera de Barcelona y a ejecutar otras nuevas que se les encargaran. Desde septiembre de 1460 hasta 1469 está documentado en Benabarre. Consta que en 1473 estaba en Lérida, pero antes había ejecutado ya obras para esa ciudad. En una fecha no precisada se instaló en Barbastro, donde se le documenta entre mayo de 1481 y septiembre de 1483. El estilo de Pedro García de Benabarre se conoce a través de la tabla central del Retablo de la Virgen de Bellcaire de Urgel (Lérida), firmado por él, con la Virgen, el Niño y cuatro ángeles (Museu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona), y de las obras documentadas que han llegado hasta nosotros, que permiten atribuirle otras nuevas. Desde su estancia en Barcelona se aprecia la deuda que mantiene respecto a Jaume Huguet. Gracias a su sensibilidad y también a su dominio del dibujo, Pedro García de Benabarre pudo captar la esencia de las figuras huguetianas, patente ya en el Retablo de san Quirico y santa Julita procedentes de San Quirce de la Sierra en el Vallés (Museo Diocesano, Barcelona) realizado en esa etapa. En la siguiente, en la que reside entre Benabarre y Lérida (1460-1480), la colaboración del taller y el amplio número de retablos a los que tiene que hacer frente dejan huella en sus obras, que evidencian un empleo mayor del dibujo y una reiteración en los tipos utilizados para las figuras, que no tienen la sensibilidad huguetiana de obras anteriores, como se aprecia en el retablo de la iglesia de San Juan del Mercado en Lérida, parte de cuyas tablas se conservan en el Museu Nacional d’Art de Catalunya en Barcelona, al igual que la tabla firmada de la Virgen de Bellcaire y parte del retablo de la iglesia de los dominicos de Cervera (Lérida), dedicado a la Virgen y a san Vicente Ferrer. De su fase final, documentada en Barbastro (1481-1483), se conservan algunas obras, como el Retablo de la Virgen de Montañana (Huesca) -del que una parte de sus tablas se conservan asimismo en el Museu Nacional d’Art de Catalunya-, que no hacen sino continuar la tendencia iniciada en la fase anterior.