Historia de Montañana.
Historia de Montañana
Plaza fronteriza de la órdenes de caballería
Colgada en una escarpada colina situada en el límite con Lérida está una antiquísima plaza fuerte de la que queda un conjunto de edificios medievales construidos en mampostería y teja, acompañados en su soledad por las ruinas de tres iglesias, dos castillos y un bellísimo puente romano.
Historia de Montañana
Se desconoce con exactitud la fecha de su fundación, pero sí que se sabe que fue uno de los puntos más meridionales del condado histórico de la Ribagorza y que en 987 aparece mencionada en el Cartulario del Monasterio de Alaón. La historia de Montañana dice que el 1017 fue atacada por el caudillo musulmán Addelmalik.
Llegó a tener un puente romano, dos castillos y cuatro iglesias románicas. El Castillo de la Mora fue entregado al Conde Pedro de Pallárs-Jussá, doña Sissarda y a su hijo Roger para que se ocuparan de repoblar sus tierras. Después de cambiar de manos varias veces, en 1175 el Conde de Pallars la entregó a los caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Pasó pronto a manos del rey Alfonso de Aragón, que en 1177 se la entregó al caballero Berenguer de Montañana; aunque trece años después el mismo rey la asedió para recuperarla. El rey Jaime I de Aragón le eximió a sus señores del pago de todo tributo, salvo la obligación de hueste y cabalgada en caso de guerra. El 6 de marzo de 1299 Acardo de Mur, Señor de Montañana, prestó homenaje al rey Jaime II de Aragón; éste recuperó de nuevo la fortaleza para la Corona, y en 1322 concedió el condado de Montañana a su hijo, el infante Pedro, Conde de Ribagorza.
Torre románica que pertenció al castillo medieval
En el siglo XVI decae la importancia de Montañana, por lo que sus habitantes se fueron trasladando a otras localidades limítrofes, especialmente a Puente de Montañana. Actualmente, Montañana carece de pobladores permanentes, animándose los fines de semana con quienes tiene segundas viviendas y por el paso de los turistas.
Plaza fronteriza de la órdenes de caballería
Colgada en una escarpada colina situada en el límite con Lérida está una antiquísima plaza fuerte de la que queda un conjunto de edificios medievales construidos en mampostería y teja, acompañados en su soledad por las ruinas de tres iglesias, dos castillos y un bellísimo puente romano.
Historia de Montañana
Se desconoce con exactitud la fecha de su fundación, pero sí que se sabe que fue uno de los puntos más meridionales del condado histórico de la Ribagorza y que en 987 aparece mencionada en el Cartulario del Monasterio de Alaón. La historia de Montañana dice que el 1017 fue atacada por el caudillo musulmán Addelmalik.
Llegó a tener un puente romano, dos castillos y cuatro iglesias románicas. El Castillo de la Mora fue entregado al Conde Pedro de Pallárs-Jussá, doña Sissarda y a su hijo Roger para que se ocuparan de repoblar sus tierras. Después de cambiar de manos varias veces, en 1175 el Conde de Pallars la entregó a los caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Pasó pronto a manos del rey Alfonso de Aragón, que en 1177 se la entregó al caballero Berenguer de Montañana; aunque trece años después el mismo rey la asedió para recuperarla. El rey Jaime I de Aragón le eximió a sus señores del pago de todo tributo, salvo la obligación de hueste y cabalgada en caso de guerra. El 6 de marzo de 1299 Acardo de Mur, Señor de Montañana, prestó homenaje al rey Jaime II de Aragón; éste recuperó de nuevo la fortaleza para la Corona, y en 1322 concedió el condado de Montañana a su hijo, el infante Pedro, Conde de Ribagorza.
Torre románica que pertenció al castillo medieval
En el siglo XVI decae la importancia de Montañana, por lo que sus habitantes se fueron trasladando a otras localidades limítrofes, especialmente a Puente de Montañana. Actualmente, Montañana carece de pobladores permanentes, animándose los fines de semana con quienes tiene segundas viviendas y por el paso de los turistas.
Que ver en Montañana
Su casco urbano presenta una apariencia puramente medieval que se traduce en pequeñas callejuelas empinadas repletas de casonas nobiliarias de piedra con grandes puertas doveladas y techumbre de teja. Su estructura militar queda patente en los restos de sus murallas y en sus torres defensivas de planta cuadrada. Del histórico castillo del siglo XI de planta circular y cuatro torres con saeteras quedan solo restos de una torre circular.
El abandono progresivo ha marcado su fisonomía, por lo que algunos de sus edificios se encuentran en mal estado de conservación. Declarado Conjunto Histórico Artístico, una buena muestra de su atractivo la encontramos en la antigua Plaza del Ayuntamiento, donde se encuentra un singular edificio con alero de ladrillo en cuya fachada pueden verse elementos reutilizados de una vieja iglesia ya derruida.
Iglesia de Nuestra Señora de Baldós
La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Baldós es una de las dos iglesias que ver en Montañana, de las cuatro originales, sobreviven en Montañana. Se trata de un edificio del siglo XIII exponente del románico lombardo, dedicado en inicio a San Martín y San Ponce, con una espléndida portada meridional. Ésta se encuentra formada por cinco arquivoltas de medio punto sobre columnas con magníficos capiteles historiados que anteceden a un espectacular Pantocrátor esculpido sobre ella y resguardado por dos ángeles. Su interior en planta de cruz latina con bóveda de cañón alberga interesantes pinturas murales. Su construcción se completa con un campanario gótico cuya decoración ha sido señalada por su singularidad entre los campanarios aragoneses coetáneos.
La Ermita de San Juan, en las afueras del pueblo, es la última superviviente de los templos religiosos de Montañana. Se trata de una gran estructura del siglo XII una sola nave provista de bóveda de cañón cuya portada de cuatro arquivoltas presenta capiteles labrados con escenas relativas al Bautista.